En el lejano Tibet, el país de la
nieves , en los Himalayas, se encuentra la cadena montañosa más alta de la
tierra, y en ella La Diosa Turquesa, más conocida como el Cho Oyu, siendo con
8201 metros la sexta montaña más alta de
la tierra.
Y allí dirigíamos nuestros pasos
mi compañero Javier ARROBARREN y yo, por segunda vez, con la
intención de conseguir en esta ocasión, posar nuestros pies sobre su cumbre nevada.
Además ambos cargábamos
nuestro pesado equipo fotográfico con el objetivo de realizar un extenso
reportaje, tanto de la ascensión de la montaña, como de las gentes que pueblan
sus alrededores, sus costumbres, su religión, su forma de vida, dentro del
proyecto que empecé hace ya algunos años " Cumbres, culturas y entornos
naturales " y que trata de mostrar a través del objetivo de mi cámara,
además de los bellos paisajes que nos llevan hasta las cumbres de distintas
montañas situadas en los diferentes continentes , la cultura la religión o
forma de vida de las personas que pueblan sus alrededores guardando una estrecha relación con la
misma.
Así pues, hacía dos años que la
montaña nos había expulsado muy cerca de la cumbre, a 7800 metros, por culpa del frio y el viento, así que conocíamos
bien casi todos sus secretos y sus dificultades.
Unos días en la capital de Nepal,
Khatmandu efectuando los últimos preparativos, y compras y todo estaba
preparado para partir rumbo al Tibet, donde está situada esta majestuosa
montaña. Kodari, en la frontera entre
Tibet y Nepal, Zanmug, Nyalam ya en el país de las nieves y Tingri, situada a
4200 metros, última población de camino a nuestro destino, el Cho Oyu.
Una gran preocupación invadía mi
alma, desde mi llegada a Nepal, arrastraba un gran resfriado que combatía con
antibióticos, y las dudas asomaban a mi mente peligrosamente, ¿ me daría tiempo
a recuperarme ? , ¿ hasta que punto afectará a mis fuerzas para luchar con
aquellas duras pendientes que conducen hasta la cima de la montaña ?
Parece ser que este año los
monzones retrasaban su marcha y el tiempo no estaba siendo bueno, así lo pudimos comprobar a nuestra llegada al
Campo Base Chino a 4800 metros de altitud. Yo seguía resfriado y no pude completar
la ascensión hasta una montaña cercana
que pretendíamos subir para acelerar la aclimatación a la altura, mis
preocupaciones aumentaban.
Así pues llegamos, el día 13 de
septiembre al Campo Base Avanzado de la montaña a 5700 metros de altitud, donde
ibamos a establecernos para pasar una larga temporada, en principio unos 21 días,
asediando a la montaña.
DIA 15 ( SEGUNDO DIA DESDE LA LLEGADA AL CAMPO BASE )
Tras un día de descanso en el
base, el tiempo finalmente mejora y los monzones se retiran, dejando un cielo
limpio de nubes, las expediciones que llevan ya bastantes dias establecidas,
comienzan a avanzar rápidamente hacia el Campo I a 6400 metros, los rumores
indican que este año hay muy poca nieve y el espacio para montar las tiendas
esta muy reducido, ya se han establecido varios grupos y queda poco sitio, por
lo que aceleramos nuestra partida hacia el mismo para coger un sitio más o
menos decente, nuestra experiencia hacía dos años en esta montaña, ( La mitad
de la tiendas del campo I fueron arrasadas con todo el material dentro ), nos decía que era muy importante coger un
buen sitio para poner la tienda de campaña al resguardo del viento y de las
posibles tormentas.
La marcha hacia este campamento
es especialemente penosa, pues si bien el camino al principio no es muy
empinado, si que es muy largo, y se camina varios kilometros por la morrena del
glaciar hasta llegar a la “Killer Slope” o cuesta de la muerte.
Ademas se suele estar poco aclimatado ya que la
altura empieza a ser más que considerable y para terminar la jornada, buscar un
emplazamiento aceptable y montar el campamento, para después bajar nuevamente
al Base, ya que la primera vez que se sube al I no es aconsejable quedarse a
dormir en el mismo.
Los rumores son ciertos y son
pocos los lugares que quedan para poner las tiendas, si bien finalmente
logramos colocarla aunque el sitio no termine de gustarnos mucho.
Hemos subido bastante bién al
Campo I y pese a que no estoy del todo recuperado del resfriado, el ritmo ha
sido muy bueno, Javier, mi compañero, de momento no ha tenido muchos problemas
con la altura y se encuentra con la moral alta.
Pudimos observar que algunas
expediciones ya se encuentran en el Campo II de la montaña a 7100 metros, pero
de ahí nadie ha pasado hacia arriba.
Después de descansar dos días en
el base volvemos a subir al Campo I, esta vez con la intención de dormir y
tratar de subir al día siguiente hasta el campo II
DIA 18 ( QUINTO
DIA DESDE LA LLEGADA AL BASE )
La noche resultó un infierno para
Javier , no dormimos nada, y el tiene unos dolores de cabeza insoportables, los
fantasmas de pasado vuelven de nuevo, así que decide no seguir subiendo, al
menos hasta que no aclimate mejor a esta altura, (al final y aunque lo intentó
en varias ocasiones más, no lo consiguió).
DIA 19 ( SEXTO DIA DESDE LA
LLEGADA AL BASE )
Es aquí en el campo I, (donde
casualmente hay otro navarro que intenta también por segunda vez la
montaña, sube en solitario y ha
establecido su campamento al lado del nuestro),
donde decidimos subir juntos para
compartir la ascensión. Así pues ascendemos a buen ritmo las primeras empinadas
rampas, llevamos mucho peso, pues subimos además de una tienda de campaña, un
saco de dormir, el mono de altura, comida y gas para varios días.
Llegamos al primer serac, un
brusco cambio de pendiente que hace que el glaciar que baja del Cho Oyu, se
fracture, formando una pared de hielo de entre 20 y 40 metros de altura, uno de
los puntos más difíciles de la
ascensión, pero que debido a la colocación de cuerdas fijas por parte de los
sherpas de las expediciones comerciales no supone gran dificultad.
El esfuerzo es muy grande, tanto
es así que a medida que vamos ascendiendo no somos capaces de disfrutar del
hermoso paisaje que se va abriendo ante nosotros, un horizonte de altas y
escarpadas montañas, unas lejanas el Shisa Pangma, el Manaslu, otras no tanto,
solo podemos concentrarnos en la línea del camino que nos lleva hacia delante,
siempre hacia delante, un paso y otro paso más.
A medida que vamos ascendiendo el
aire se va enrareciendo más y la sensación de falta de oxígeno se va incrementando,
el ritmo de la respiración se va haciendo cada vez más rápido.
Llegamos al segundo serac, ya a
6800 metros de altura, esta segunda fractura es más larga y tiene más desnivel,
pero no es tan mantenida y “casi” da acceso al campo II a 7100 metros de
altura, “casi” significa que desde el final de las rampas al campo II hay muy
poco desnivel y distancia, pero cuesta 1 hora y pico pues uno llega ya muy cansado, sobre todo por el peso
de la mochila y el efecto de la altura, cada vez cuesta más dar un paso hacia
adelante y a pesar de que las tiendas de campaña se ven cerca, llegar cuesta
una eternidad.
Ahora toca buscar un
emplazamiento seguro para montar la tienda, palear para hacer una pequeña plataforma,
colocar la tienda lo mejor posible, y la ingrata labor de derretir nieve
para hacer agua, esta labor es muy, muy importante, puesto que es de vital
importancia hidratarse correctamente para una correcta aclimatación a la altura
y evitar problemas físicos como son los edemas o las congelaciones.
La ascensión al campo II ha sido
bastante rápida, 5 horas y media, y el hecho de que varias expediciones han
subido ya al campo III y las buenas predicciones nos empujan a forzar mucho
nuestra aclimatación, así que decidimos quedarnos a hacer noche en este campo
de altura, algo del todo desaconsejable y que rompe con las normas de la
correcta aclimatación, ya que no es normal
quedarse a dormir a una altura a la que acabas de llegar por primera
vez.
La noche transcurrió sin ninguna incidencia
y sorprendentemente no hemos tenido problemas de aclimatación, salvo leves
dolores de cabeza, lo que supone que decidamos que la próxima vez que volvamos
hasta aquí sea para subir al campo III y de ahí directamente a cumbre.
22 DE SEPTIEMBRE (NOVENO DIA DESDE LLEGADA A BASE)
El tiempo es muy bueno y hay
bastante movimiento, son bastantes los que van subiendo al campo III por lo que
descansamos solo 1 dia en el Base, (lo normal sería descansar al menos 2 dias)
y decidimos subir nuevamente hacia arriba campos I y II, pero esta vez
decididos a intentar la cumbre, puesto que las predicciones que tienen las
expediciones comerciales es que va a hacer poco viento y bastante buen tiempo.
Mi compañero de expedición, Javier, decide llevar un ritmo distinto, pues ha
perdido el nuestro y va a descansar algo
más para tratar de volver al campo I para intentar dormir en el mismo y si
puede subir al II.
A
estas alturas, de los 4 componentes de la expedición de Soria con los
que compartimos permiso de
expedición, solo 1 de ellos está en
condiciones de tratar de subir a la cumbre, pero lleva un ritmo de aclimatación
más lento. Uno de los miembros de la
expedición se encuentra bastante mal, posteriormente a su llegada a España, fue
hospitalizado de urgencia por sufrir una trombosis que le llegó hasta el
pulmón. ( Edema pulmonar )
24 de SEPTIEMBRE (ONCEAVO DIA
DESDE LLEGADA A BASE)
Hemos pasado una noche en el
campo II muy agitada, varias expediciones comerciales todas ellas con el uso de oxígeno
suplementario y con el apoyo de sherpas de altura han salido para cumbre y no
he hemos podido pegar ojo.
Hoy partimos para el Campo III a
7600 metros de altura, no es un gran desnivel pero se concentra todo en una
rampa que se hace agotadora y el desgaste físico es impresionante, el ritmo de
subida es muy lento y hay que parar a descansar cada 4 o 5 pasos, el frio se
empieza a hacer bastante patente.
A medida que vamos ascendiendo surgen
varias preguntas que no dejan de
atormentarme a cada paso que doy hacia adelante, ¿merece la pena tanto
esfuerzo?, ¿tan poco disfrute para tanto sufrimiento?, ¿tanto tiempo lejos
de la familia?, ¿tanto esfuerzo económico?, cuando llegue a casa mi pequeño
Marcos que ahora tiene 1 año a penas me va a conocer .
Para ser sinceros existen muchas
otras montañas, bastante más hermosas y gratificantes, en las cuales el esfuerzo se compensa con lo
que se puede contemplar y este, como
cualquier ocho mil, no es el caso.
Mientras apuro los últimos pasos
hasta el incomodísimo campo III a 7600 metros, (este se monta cavando una
plataforma sobre una empinada pendiente de unos 35 º que te lleva a la nada) pienso, la decisión
está tomada, no compensa, suba o no suba hasta la cima , no volveré a
intentar ninguna montaña de 8000 metros.
25 de SEPTIEMBRE (DOCEAVO DIA
DESDE LA LLEGADA AL BASE)
Son las 4 de la mañana, el frio
es atroz pero no hace viento, ese viento que hace 2 años me hizo desistir de la
cumbre a 7800 metros.
Se ven muy pocas luces en el
camino, millones de estrellas brillan allá en lo alto hacia donde dirigimos
nuestros pasos, aunque de vez en cuando se ve pasar alguna nube que en
principio no se detiene.
Llegamos a las famosas bandas
rocosas que se llaman amarillas por el color de la piedra, un tramo más o menos
complicado pero que también se encuentra equipado con cuerda fija, aquí fue
donde me di la vuelta la otra vez, superar este tramo me quita un peso enorme
de encima, pues he superado el punto máximo, de aquí para adelante todo es
desconocido.
El frio se hace más intenso, y
comienzo a notar en los pies un cosquilleo preocupante que me hace golpear con
fuerza la punta de la bota contra el suelo cada varios pasos, para ver si
entran en calor, eso mismo me comienza a pasar en los dedos pulgares de las
manos que se encuentran aislados en la manopla, así que tuve que meterlos con
el resto de los dedos.
Estamos casi a 8000 metros, los
primeros rayos de sol nos van calentando por lo que el frio no se hace tan
intenso, pero desde hace ya un rato que las nubes van empezando a cubrirlo todo
y poco a poco comienza a levantarse algo de viento, las dudas se van instalando
en nuestra mente y ese peso se aloja en nuestra determinación para seguir
adelante, nuestras miradas se cruzan de vez en cuando, buscando unas preguntas
a la que no encontramos respuesta , ¿Hasta dónde llegaremos?, ¿qué es lo
prudente?, tantos días de duro esfuerzo.
Llegamos a un punto clave, a unos
8100 metros de altura, aquello que nos había empujado hacia adelante, las
cuerdas fijas, desaparecen y el tiempo no mejora, poco antes habíamos
adelantado a las únicas personas que pensábamos que llevábamos delante, 2 clientes de una comercial con oxígeno y un
sherpa de altura, ellos también están pensando en bajar, nos hemos cruzado en
los últimos metros con varios expedicionarios, todo ellos con oxígeno, que han
desistido de la cima.
Estamos tan cerca y a la vez tan
lejos…. tenemos que arriesgar y seguiremos hacia adelante, parece que nunca vamos a llegar al plató
cimero, una larguísima planicie que gana muy pocos metros de desnivel y que conduce a la cima.
Detrás de un repecho siempre
viene otro y aquel montículo que pensamos que da acceso al plató final, no da
más acceso que a otra interminable pendiente que se hace agotadora, el tiempo
sigue empeorando.
Llegamos a una zona delicada rocosa,
una pequeña banda de unos 5 metros de altura que se flanquea por un punto muy
concreto que tiene unas pequeñas repisas, inexplicablemente este tramo no tiene
cuerda fija, pero da acceso a la llanura terminal.
Esta se hace interminable y
creemos llegar a la cima en al menos 3 ocasiones, pero nunca es la cima, tiene
gracia que uno de los 2 clientes de una comercial que lleva oxígeno, y que siempre va detrás nuestro, nos adelante
para llegar primero, cada vez que pensamos que vamos a llegar a la cima, va a reventar
la mascarilla de las inspiraciones que hace provocada por los cambios de ritmo.
Nos cruzamos con 3 miembros de otra expedición comercial, todos ellos con
oxígeno, que bajan de la cima apresuradamente, nos avisan el tiempo está empeorando rápidamente.
Llevamos 1 hora y cuarto
deambulando por este larguísimo plató hasta que al final y después de 8 horas
de dura ascensión llegamos hasta nuestro sueño que ya se ha hecho realidad, el
punto más alto de la Diosa Turquesa, los 8201 metros del Cho Oyu.
Las lágrimas asoman por mis ojos
recorriendo las mejillas heladas mientras pienso en mi mujer Silvia y mi hijo
Marcos, ¿dónde estarán en esos momentos?, ¿se acordarán de mí? Miro hacia el
cielo y les dedico la ascensión, ¡va por vosotros¡
Consigo hablar con ella por
teléfono satélite durante un momento, ambos lloramos de alegría, pero ella nota
en mi voz la preocupación de la bajada,
la huella se está tapando rápidamente y ha comenzado a nevar copiosamente, a
penas consigo ver 2 o 3 metros por delante.
La montaña nos priva de aquello
que hemos venido a buscar, ver el mundo bajo nuestros pies, disfrutar de sus
hermosos paisajes, allí cerca en algún lugar se debería ver el Everest, el
Lhotse, el Amadablan, el Pumori, montañas emblemáticas.
Nos hacemos varias fotos y
comenzamos el descenso, apenas hemos estado en la cima 1 cuarto de hora.
Cada vez nieva con más intensidad
y hace más viento, nos olvidamos del cansancio y el instinto de supervivencia
nos hace ir mucho más rápidos de lo que nunca podíamos pensar, hemos bajado en
15 minutos lo que nos había costado subir 1 hora y media, el hecho de no
encontrar entre las nubes el paso de la banda rocosa nos estremece el alma,
pues supondría quedarnos atrapados a 8100 metros, sin posibilidad de acceder a
la seguridad de las cuerdas fijas que nos guiarían hasta el campo III.
Finalmente llegamos al paso
citado, los últimos metros hemos tenido que detenernos en varias ocasiones para
tratar de buscar la huella que íbamos perdiendo
poco a poco. Recuerdo las predicciones del tiempo, dijeron que iban a
ser buenas, eso mismo pensaron los 3 componentes de la expedición de Mikel Zabalza que se
encontraban a 7200 m, tratando de ascender el corredor Horbeirn en la Norte
del cercano Everest, a ellos les
sorprendió la misma tormenta y 2 aludes
destrozaron sus tiendas de campaña, obligándoles a descender al día
siguiente.
Bajamos ese tramo delicado
lentamente y unos cientos de metros más abajo encontramos las cuerdas fijas, una
gran sensación de alivio se apodera de nuestros cuerpos, sabemos que poco a
poco llegaremos hasta nuestra tienda en el campo III. El descenso es penoso, ya
que en los últimos tramos hemos encontrado a 2 clientes de una comercial que no
han hecho cima y a los que tiene que ir bajando su sherpa, ya que no saben
rapelar, nos hacen perder 2 horas que tenemos que ir esperando en todos los
rápeles, pero finalmente llegamos al campo III.
La prudencia no nos aconseja
pasar mucho tiempo a tanta altura, llevamos 3 días por encima de los 7000
metros y no deberíamos pasar otra noche a los 7600 metros que esta el campo
III, pero ese tiempo que hemos perdido por culpa de aquellos inconscientes, ha
sido determinante para que nos tengamos que quedar a dormir otra noche en este
campo.
A la mañana siguiente, el tiempo
ha mejorado nuevamente así que bajamos hasta la seguridad del campo Base.
De esta manera, acaba la historia
de una de las ascensiones más rápidas al Cho Oyu de la temporada, en tan solo
12 días desde la llegada al campo base y en el que fue el peor de los días
habidos con cima.
Aquel día llegamos 8 personas a
la cumbre del Cho Oyu, de los cuales, solo mi compañero de ascensión y yo lo
hicimos sin el uso de oxígeno suplementario, ni sherpas de altura.
En la seguridad del campo base y
tras unos días de descanso todo cambia de nuevo y (a pesar de que los dos
primeros días sufrí unos dolores terribles que me impidieron dormir por las
noches, debido a las quemaduras y la infección que tenía en los labios
provocadas por el sol, el viento y el frio), aquellos recuerdos que me venían
mientras subía y me juraba que no volvería a sufrir en una montaña de 8000
metros se van borrando poco a poco y
comienzo a pensar en la idea de volver al año que viene para intentar ascender
el Everest, o quién sabe si no encuentro el dinero necesario para el permiso de
la ascensión, tal vez el bello y difícil Amadablam.
Estoy contento de haber subido
hasta allí arriba, en busca de muchas cosas que no encuentro en la ciudad, y el recuerdo de haber
conseguido llegar hasta la cima es lo que queda, y si hay suerte, al año que
viene volveremos al Himalaya.
Pero esa será otra historia.
Para la realización de este
reportaje fotográfico se utilizó una cámara fotográfica reflex de formato
completo 36x24, hasta el campo I de la montaña a 6400 metros de altura, y tres
objetivos zoom profesionales, ( un gran angular, un medio y un teleobjetivo ).
A partir
de esa altura se utilizó una cámara compacta de gama alta.
1 comentario:
pativHola,como montañero ya un poco carqui, pero seguidor de tus andanzas fotograficas,decirte que me gustaria que nos comentases un poco todo lo que se refiere a los pos procesos en tus fotos.
Soy "invierno" de OJODIGITAL..sin mas se despide Felipe
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